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El Mesias anunciado

Nuestro Padre ha anunciado en los libros de la Alianza Antigua la venida del Mesías a través de inspirar muchas profecías sobre su misión, sus rasgos de vida, su forma de ser.
Los apóstoles, a través de contactar Jesús, eran conscientes de que él era la persona de quien Moisés y los profetas habían hablado:

Juan 1,45: “Ese del que escribió Moisés en la Ley, y también los profetas, lo hemos encontrado: Jesús el hijo de José, el de Nazaret.”

Y más tarde, después de su resurrección, Jesús mismo les explicó las profecías del Antiguo Testamento acerca del:

Luc 24, 25-27: “Él les dijo: “¡Oh insensatos y tardos de corazón para creer todo lo que dijeron los profetas! ¿No era necesario que el Cristo padeciera eso y entrara así en su gloria?” Y, empezando por Moisés y continuando por todos los profetas, les explicó lo que había sobre él en todas las Escrituras”.

Luc 24,44-45: “Después les dijo: “Estas son aquellas palabras mías que os hablé cuando todavía estaba con vosotros: “Es necesario que se cumpla todo lo que está escrito en la Ley de Moisés, en los Profetas y en los Salmo» y, entonces, abrió sus inteligencias para que comprendieran las Escrituras acerca de mí”.

¿De que profecías Jesús ha hablado a sus apóstoles?

Profecías sobre el lugar de nacimiento et de acción del Mesías

Miqueas 5,1: “Mas tú, (Belén) Efratá, aunque eres la menor entre las familias de Judá, de ti me ha de salir aquel que ha de dominar en Israel, y cuyos orígenes son de antigüedad, desde los días de antaño”.

Isaías 8,23 & 9,1: “Como el tiempo primero ultrajó a la tierra de Zabulón y a la tierra de Neftalí, (Galilea) así el postrero honró el camino del mar, allende el Jordán, el distrito de los Gentiles. El pueblo que andaba a oscuras vio una luz grande; Los que vivían en tierra de sombras, una luz brilló sobre ellos”.

RESUMEN: De acuerdo con las profecías del Antiguo Testamento, el Mesías nacerá entonces en Belén y operará en Galilea. En el nacimiento de Jesús, los sacerdotes y escribas grandes le sabían bien, ya que han diciendo a Herodes, alarmado por los Magos, Belén como lugar de nacimiento del Mesías (Mateo 2,3-4; ver también Mateo 4,12- 16).

Profecías sobre el momento de aparición del Mesías

Daniel 2,1-49: El profeta Daniel interpreta la visión de Nabucodonosor, el rey de Babilonia:

“…Tú, oh rey, has tenido esta visión: una estatua, una enorme estatua, de extraordinario brillo, de aspecto terrible, se levantaba ante ti. La cabeza de esta estatua era de oro puro (el imperio babilónico), su pecho y sus brazos de plata (el imperio medo-persa), su vientre y sus lomos de bronce (el imperio griego), sus piernas de hierro (el imperio romano), sus pies parte de hierro y parte de arcilla (alianza romanos-judíos, ver 1 Macabeos 8,17/ 1 Macabeos 15,15+)… En tiempo de estos reyes, el Dios del cielo hará surgir un reino que jamás será destruido, y este reino no pasará a otro pueblo (El Reino de Cristo que es un Reino espiritual). Pulverizará y aniquilará a todos estos reinos, y él subsistirá eternamente. Tal como has visto desprenderse del monte, sin intervención de mano humana, la piedra que redujo a polvo el hierro, el bronce, la arcilla, la plata y el oro. El Dios grande ha dado a conocer al rey lo que ha de suceder…”

RESUMEN: Los cuatro imperios anunciados son los imperios babilónicos, medos- persas, griegos y romanos. De acuerdo con la profecía de Daniel, el Cristo debía entonces aparecer bajo el imperio romano.

Profecías sobre el precursor del Mesías

Malaquías 3,1: “He aquí que yo envío a mi mensajero a allanar el camino delante de mí.”

Malaquías 3,23: “He aquí que yo os envío al profeta Elías antes que llegue el Día de Yahveh, grande y terrible.”

Isaías 40,3-8: “Una voz clama: En el desierto abrid camino a Yahveh, trazad en la estepa una calzada recta a nuestro Dios. Que todo valle sea elevado, y todo monte y cerro rebajado… Se revelará la gloria de Yahveh… Toda carne es hierba… La hierba se seca, la flor se marchita, más la palabra de nuestro Dios (el Verbo) permanece por siempre.”

RESUMEN: Un precursor debe preparar el camino para el Mesías. Juan el Bautista ha preparado el camino para Jesús a través de llamar a los Judíos al arrepentimiento. Y Jesús mismo nos ha revelado que Juan el Bautista es esto “Elías que ha de venir” (Mateo 17,11).

Profecías sobre algunas características del Mesías

Isaías 42,1-4: “He aquí mi siervo a quien yo sostengo, mi elegido en quien se complace mi alma. He puesto mi espíritu sobre él: dictará ley a las naciones. No vociferará ni alzará el tono, y no hará oír en la calle su voz. Caña quebrada no partirá, y mecha mortecina no apagará.”
(Actuó sin escandalo publicitario, sin querer darse a conocer, con gran delicadeza).

Zacarías 9,9-10: “¡Exulta sin freno, hija de Sion, grita de alegría, hija de Jerusalén! He aquí que viene a ti tu rey: justo él y victorioso, humilde y montado en un asno, en un pollino, cría de asna. El suprimirá los cuernos de Efraím y los caballos de Jerusalén; será suprimido el arco de combate“.

Isaías 61,1-2: “El Espíritu del Señor Yahveh está sobre mí, por cuanto que me ha ungido Yahveh. A anunciar la buena nueva a los pobres me ha enviado, a vendar los corazones rotos; a pregonar a los cautivos la liberación, y a los reclusos la libertad; a pregonar año de gracia de Yahveh…”

Isaías 35,5-6: “Entonces se despegarán los ojos de los ciegos, y las orejas de los sordos se abrirán, Entonces saltará el cojo como ciervo, y la lengua del mudo lanzará gritos de júbilo.” (Ver Mateo 11,2-6)

Salmos 69,10: “Pues me devora el celo de tu casa, y caen sobre mí los insultos de los que te insultan.”

Isaías 28,16: “He aquí que yo pongo por fundamento en Sion una piedra elegida, angular, preciosa y fundamental: quien tuviere fe en ella no vacilará. Pondré la equidad como medida y la justicia como nivel”.

Salmos 118, 22-24: “La piedra que los constructores desecharon en piedra angular se ha convertido; esta ha sido la obra de Yahveh, una maravilla a nuestros ojos. ¡Este es el día que Yahveh ha hecho, exultemos y gocémonos en él!” (Esta piedra angular es el Mesías: Ver Luc 20,9-19)

Jeremías 23,5-6: “Mirad que días vienen – oráculo de Yahveh – en que suscitaré a David un Germen justo: reinará un rey prudente, practicará el derecho y la justicia en la tierra.”

Isaías 53,3: “Despreciable y desecho de hombres.”

RESUMEN: El Mesías que debe venir será humilde y modesto. Eliminará la guerra y establecerá el derecho y la justicia. No hará propaganda, será borrado y sanará a los enfermos. Un gran celo para la casa de Dios le caracterizará. Esta imagen del Mesías dado por los profetas del Antiguo Testamento mismos, es contraria a la imagen del Mesías guerrero, conquistador, libertador de los romanos, que los Judíos estaban esperando. Es por eso que ellos despreciaron y rechazaron a Jesús como la profecía misma le anunciaba: Será rechazado por los suyos.

Profecías sobre el Mesías profeta, rey y sacerdote

Deuteronomio 18,18-19: “Y Yahveh dijo a Moisés: ‘Yo les suscitaré, de en medio de sus hermanos, un profeta semejante a ti, pondré mis palabras en su boca, y él les dirá todo lo que yo le mande. Si alguno no escucha mis palabras, las que ese profeta pronuncie en mi nombre, yo mismo le pediré cuentas de ello.” (Ver Juan 5,45-46)

Génesis 49,10: “No se irá de Judá el báculo, el bastón de mando de entre tus piernas. Hasta tanto que se le traiga el tributo y a quien rindan homenaje las naciones; el que ata a la vid su borriquillo y a la cepa el pollino de su asna…”

Números 24,17: “Lo veo, aunque no para ahora, lo diviso, pero no de cerca: de Jacob avanza una estrella, un cetro surge de Israel”.

Salmos 2,2-7: “Los caudillos conspiran aliados contra Yahveh y contra su Ungido… Luego en su cólera les habla, en su furor los aterra: Ya tengo yo consagrado a mi rey en Sion mi monte santo…”

Isaías 9,5-6: “Porque una criatura nos ha nacido, un hijo se nos ha dado. Ha recibido el imperio sobre su hombro… Grande es el imperio y la paz no tendrá fin sobre el trono de David y sobre su reino, para restaurarlo y consolidarlo por la equidad y la justicia, Desde ahora y hasta siempre, el celo de Yahveh Sebaot hará eso.”

Zacarías 6,12-13: “Así dice Yahveh Sebaot: He aquí un hombre cuyo nombre es Germen: Debajo de él habrá germinación y él edificará el Templo de Yahveh. Él llevará las insignias reales, se sentará y dominará en su trono”.

Zacarías 9,9: “¡Exulta sin freno, hija de Sion, grita de alegría, hija de Jerusalén! He aquí que viene a ti tu rey: justo él y victorioso, humilde y montado en un asno.”

Salmos 72,1-17: “Oh Dios, da al rey tu juicio, al hijo de rey tu justicia: que con justicia gobierne a tu pueblo, con equidad a tus humildes… Durará tanto como el sol, como la luna de edad en edad; En sus días florecerá la justicia, y dilatada paz hasta que no haya luna… Ante él se doblará la Bestia, sus enemigos morderán el polvo… ¡En él se bendigan todas las familias de la tierra!”.

Salmos 110,4: “Oráculo de Yahveh a mi Señor (el Mesías): Siéntate a mi diestra… Lo ha jurado Yahveh y no ha de retractarse: Tú eres por siempre sacerdote, según el orden de Melquisedec.”

Malaquías 2,4-8; 3,1-4: “Sabréis así que yo os dirigí esta orden para que subsistiera mi alianza con Leví, dice Yahveh. Mi alianza era con él… Pero vosotros os habéis extraviado del camino, habéis corrompido la alianza de Leví… El Ángel de la alianza, que vosotros deseáis, he aquí que viene: Purificará a los hijos de Leví y los acrisolará como el oro y la plata; y serán para Yahveh los que presentan la ofrenda en justicia”. (Este Ángel de la Alianza, el Mesías, establecerá un nuevo Sacerdocio, pero no de acuerdo con Levi pero según Melquisedec; ver Génesis 14,18-20/ Hebreos 5-7).

Jeremías 31,31-33: “He aquí que días vienen – oráculo de Yahveh – en que yo pactaré con la casa de Israel una nueva alianza (por el Mesías anunciado). No como la alianza que pacté con sus padres… que ellos rompieron mi alianza… pondré mi Ley en su interior y sobre sus corazones la escribiré, y yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo.” (Ver Luc 22, 19-20/ 1 Corintios 11,23-25)

RESUMEN: El Mesías será un profeta tan grande como Moisés, que los Judíos deben escuchar, de lo contrario Dios mismo les pedirá cuenta. Será rey y su reino no tendrá fin. Sera sacerdote y establecerá un nuevo sacerdocio.

Profecías sobre el Mesías, hijo de David, hijo de Dios. La divinidad del Mesías.

2 Samuel 7,12-16: Dios dijo a David a través del profeta Natán: “Y cuando tus días se hayan cumplido y te acuestes con tus padres, afirmaré después de ti la descendencia que saldrá de tus entrañas, y consolidaré el trono de su realeza. Yo seré para él padre y él será para mí hijo. Pero no apartaré de él mi amor, como lo aparté de Saúl a quien quité de delante de mí. Tu casa y tu reino permanecerán para siempre ante mí; tu trono estará firme, eternamente. Natán habló a David según todas estas palabras y esta visión.”

Salmos 2,2-7: “Los caudillos conspiran aliados contra Yahveh y contra su Ungido (el Mesías)… Luego en su cólera les habla: ‘Ya tengo yo consagrado a mi rey en Sión mi monte santo… Voy a anunciar el decreto de Yahveh: Él me ha dicho: ‘Tú eres mi hijo; yo te he engendrado hoy’.”

Salmos 110,3: “Oráculo de Yahveh a mi Señor (al Mesías): Para ti el principado el día de tu nacimiento, en esplendor sagrado desde el seno, desde la aurora de tu juventud.”

Isaías 7,14-15: “El Señor mismo va a daros una señal: He aquí que una doncella está encinta y va a dar a luz un hijo, y le pondrá por nombre Emmanuel“. (Emmanuel significa: Dios es con nosotros).

Isaías 9,5-6: “Porque una criatura nos ha nacido, un hijo se nos ha dado. Estará el señorío sobre su hombro, y se llamará su nombre: Maravilla de Consejero, Dios Fuerte, Siempre Padre, Príncipe de Paz. Grande es su señorío y la paz no tendrá fin sobre el trono de David y sobre su reino, para restaurarlo y consolidarlo por la equidad y la justicia, Desde ahora y hasta siempre, el celo de Yahveh Sebaot hará eso.”

Miqueas 5,1: “Mas tú, (Belén) Efratá, de ti me ha de salir aquel que ha de dominar en Israel, y cuyos orígenes son de antigüedad, desde los días de Antaño.”

Daniel 7,13-14: “Yo seguía contemplando en las visiones de la noche. Y he aquí que en las nubes del cielo venía como un Hijo de hombre. Se dirigió hacia el Anciano y fue llevado a su presencia. A él se le dio imperio, honor y reino, y todos los pueblos, naciones y lenguas le sirvieron. Su imperio es un imperio eterno, que nunca pasará, y su reino no será destruido jamás.”

Isaías 11,1-9: “Saldrá un vástago del tronco de Jesé (el padre de David), y un retoño de sus raíces brotará, reposará sobre él el espíritu de Yahveh: espíritu de sabiduría e inteligencia, espíritu de consejo y fortaleza, espíritu de ciencia y temor de Yahveh…”

Jeremías 23,5-6: “Mirad que días vienen en que suscitaré a David un Germen justo: reinará un rey prudente… Y este es el nombre con que te llamarán: “Yahveh-justicia-nuestra“.

Salmos 110,1: “Oráculo de Yahveh a mi Señor(el Mesías): Siéntate a mi diestra, hasta que yo haga de tus enemigos el estrado de tus pies”. (En este salmo de David, David llama al Mesías “mi Señor”. ¿Cómo entonces es su hijo? Ver Mateo 22,41)

RESUMEN: El Mesías será llamado “hijo de David”, en otras palabras será de descendencia davídica. Dios le llama su hijo. Tendrá un reino eterno, y se llama “Dios-fuerte, Padre Eterno, Yahveh-nuestra-justicia”. Sus orígenes remontan al día Eterno.

Profecías sobre el Mesías salvador de todas las naciones: universalidad del Mesías

Isaías 49,5-6: “Ahora, pues, dice Yahveh, el que me plasmó desde el seno materno para siervo suyo, para hacer que Jacob vuelva a él, y que Israel se le una. Mas yo era glorificado a los ojos de Yahveh, mi Dios era mi fuerza. Te voy a poner por luz de las gentes, para que mi salvación alcance hasta los confines de la tierra” (Ver Juan 8,12).

Isaías 42,1 & 6: “He aquí mi siervo a quien yo sostengo, mi elegido en quien se complace mi alma. He puesto mi espíritu sobre él: dictará ley a las naciones. Yo, Yahveh, te he llamado en justicia, y te he destinado a ser alianza del pueblo y luz de las gentes, para abrir los ojos ciegos…”

Isaías 55,3-5: “Pues voy a firmar con vosotros una alianza eterna: las amorosas y files promesas hechas a David (Las gracias mesiánicas). Mira que por testigo de las naciones le he puesto, caudillo y legislador de las naciones. Mira que a un pueblo que no conocías has de convocar, y un pueblo que no te conocía, a ti correrá.”

Zacarías 9,9-10: “He aquí que viene a ti tu rey: justo él y victorioso…será suprimido el arco de combate, y él proclamará la paz a las naciones. Su dominio irá de mar a mar y desde el Río hasta los confines de la tierra.”

Malaquías 1,11: “Pues desde el sol levante hasta el poniente, grande es mi Nombre entre las naciones, y en todo lugar se ofrece a mi Nombre un sacrificio de incienso y una oblación pura (a través de la Alianza nueva del Mesías). Pues grande es mi Nombre entre las naciones, dice Yahveh Sebaot”.

RESUMEN: El Mesías que proviene del medio judío es la “luz de las naciones” y él trae la salvación y la paz para todas las naciones de la tierra. Entonces entendemos mejor esta palabra dirigida por Dios al comienzo a Abraham:

“Por ti se bendecirán todas los naciones de la tierra” (Génesis 12,3).

Esta apertura de “Dios de Israel” a todas las naciones a través de la venida del Mesías está implícitamente presente en muchos textos proféticos, como Malaquías 1,11 citado anteriormente. Otro ejemplo es dado a nosotros en Amos 9,7 donde Dios niega a Israel un cualquier privilegio sobre otras naciones:

“¿No sois para mí como Kushitas, hijos de Israel? Oráculo de Yahveh ¿No haces subir a Israel del país de Egipto, como los filisteos de Kaphtor, y los arameos de Qir?”.

O también in Isaías 65,1-2: “Me he hecho encontradizo de quienes no preguntaban por mí; me he dejado hallar de quienes no me buscaban. Dije: “Aquí estoy, aquí estoy” a gente que no invocaba mi nombre. Alargué mis manos todo el día hacia un pueblo rebelde que sigue un camino equivocado en pos de sus pensamientos” (Ver también Isaías 19,22-25).

Profecías sobre el Mesías sufriendo

Los versículos siguientes del Antiguo Testamento son una descripción cronológica de la pasión del Cristo. Los versículos están presentados sucesivamente:

Génesis 49,10: “No se irá de Judá el báculo, el bastón de mando de entre tus piernas. Hasta tanto que se le traiga el tributo y a quien rindan homenaje las naciones; el que ata a la vid su borriquillo y a la cepa el pollino de su asna; lava en vino su vestimenta, y en sangre de uvas su sayo” (Primeria profecía sobre el Mesías pronunciado por Jacob y que ya anuncia de manera simbólica el sufrimiento del Mesías y el Pan de Vida)

Zacarías 11,12-13: “Ellos pesaron mi jornal: treinta siclos de plata. Pero Yahveh me dijo: ¡Échalo al tesoro, esa lindeza de precio en que me han apreciado!”

Zacarías 13,7: “¡Hiere al pastor, que se dispersen las ovejas!”

Isaías 50,5-6: “Ofrecí mis espaldas a los que me golpeaban, mis mejillas a los que mesaban mi barba. Mi rostro no hurté a los insultos y salivazos.”

Isaías 53,7: “Fue oprimido, y él se humilló y no abrió la boca. Como un cordero al degüello…”

Isaías 52,14: “Así como se asombraron de él muchos, pues tan desfigurado tenía el aspecto, que no parecía hombre, ni su apariencia era humana, otro tanto se admirarán muchas naciones”.

Isaías 53,2-4: “No tenía apariencia ni presencia; (le vimos) y no tenía aspecto que pudiésemos estimar, despreciable y desecho de hombres, varón de dolores y sabedor de dolencias, como uno ante quien se oculta el rostro, despreciable, y no le tuvimos en cuenta. ¡Y con todo eran nuestras dolencias las que él llevaba y nuestros dolores los que soportaba! Nosotros le tuvimos por azotado, herido de Dios y humillado.”

Salmos 22,8: “Todos los que me ven de mí se mofan, tuercen los labios, menean la cabeza: Se confió a Yahveh, ¡pues que él le libre, que le salve, puesto que le ama!”

Salmos 22,17-18: “Para prender mis manos y mis pies… Puedo contar todos mis huesos.”

Salmos 22,15-16: “…todos mis huesos se dislocan…está seco mi paladar como una teja y mi lengua pegada a mi garganta.”

Salmos 22,19: “Repártanse entre sí mis vestiduras y se sortean mi túnica”.

Salmos 69,22: “Veneno me han dado por comida, en mi sed me han abrevado con vinagre.”

Salmos 22,2: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?”

Isaías 53,5: “Él ha sido herido por nuestras rebeldías, molido por nuestras culpas. El soportó el castigo que nos trae la paz, y con sus cardenales hemos sido curados.”

Zacarías 12,10: “Mirarán hacia mí. En cuanto a aquél a quien traspasaron.”

Isaías 53,10-12: “Mas plugo a Yahveh quebrantarle con dolencias…Por su conocimiento justificará mi Siervo a muchos y las culpas de ellos él soportará… se entregó a la muerte y con los rebeldes fue contado, cuando él llevó el pecado de muchos, e intercedió por los rebeldes.”

Isaías 53,8: “Fue arrancado de la tierra de los vivos; por las rebeldías de su pueblo ha sido herido.”

Salmos 22,16: “tú me sumes en el polvo de la muerte.”

Isaías 53,9: “Y se puso su sepultura entre los malvados y con los ricos su tumba, por más que no hizo atropello ni hubo engaño en su boca.”

También los pensamientos íntimos de los judíos que le condenaron fueron profetizados, como en un espejo:

Sabiduría 2,10-24: “Oprimamos al justo pobre… Sea nuestra fuerza norma de la justicia, que la debilidad, como se ve, de nada sirve. Tendamos lazos al justo, que nos fastidia, se enfrenta a nuestro modo de obrar, nos echa en cara faltas contra la Ley y nos culpa de faltas contra nuestra educación.
Se gloría de tener el conocimiento de Dios y se llama a sí mismo hijo del Señor.

Es un reproche viviente a nuestros pensamientos, su visión sola nos es dependiente; su estilo de vida desentona con los demás, su comportamiento es excéntrico.

Estamos cosa deteriorada para él; evita nuestro comercio como una mancha. Proclama feliz el destino final de los justos y se jacta de tener Dios por padre. Veamos si sus palabras son verdaderas, examinemos lo que será de su fin. Si el justo es hijo de Dios, Dios le ayudará, le liberará de las manos de sus adversarios. Suframos-le por insultos y tormentos; así que vamos a conocer su dulzura, veremos su resignación. Condenemos-le a una muerte infame, ya que al oído, la ayuda llegará a él”.

RESUMEN: El Mesías tiene que pasar por el sufrimiento y la muerte para redimir a muchos. Se llegará a muerto por nuestros pecados. Todos los detalles de la pasión de Jesús, desde la traición de Judas, su flagelación hasta su entierro en la tumba de un rico fueron anunciados por nuestro Padre en el Antiguo Testamento.
Y Jesús a través de exclamarse en la cruz: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?”, hacía referencia a los fariseos presentes en el Salmo 22 que contiene el esencial de la pasión del Mesías. Esta pasión que tenía lugar en este momento incluso bajo sus ojos. Incluso su desprecio y sus palabras desafiantes en su contra fueron anunciados: “todos los que me ven de mí se mofan, tuercen los labios, menean la cabeza: Se confió a Yahveh, ¡pues que él le libre, que le salve, puesto que le ama!” (Salmos 22,8).

Y en última instancia, ante los furiosos elementos de la naturaleza como un signo, incluso el centurión romano y los hombres que estaban con él reconocen a la muerte de Jesús: “Verdaderamente éste era Hijo de Dios.” (Mateo 27,54)

Los versículos siguientes del Antiguo Testamento anticipan el juicio de estos los que rechazarán el justo de Dios:

Sabiduría 5,1-7: “Estará entonces el justo en pie con gran confianza en presencia de los que le afligieron y despreciaron sus trabajos. Al verle, quedarán estremecidos de terrible espanto, estupefactos por lo inesperado de su salvación. Se dirán mudando de parecer, gimiendo en la angustia de su espíritu: Este es aquel a quien hicimos entonces objeto de nuestras burlas, a quien dirigíamos, insensatos, nuestros insultos. Locura nos pareció su vida y su muerte, una ignominia. ¿Cómo, pues, ha sido contado entre los hijos de Dios?…”

Profecías sobre la resurrección del Mesías

Jonás 2,1-7: “Dispuso Yahveh un gran pez que se tragase a Jonás, y Jonás estuvo en el vientre del pez tres días y tres noches. Jonás oró a Yahveh su Dios desde el vientre del pez. Dijo: Desde mi angustia clamé a Yahveh y él me respondió; desde el seno del seol grité, y tú oíste mi voz… Me envolvían las aguas hasta el alma, me cercaba el abismo… más de la fosa tú sacaste mi vida, Yahveh, Dios mío”. (Estos versículos prefiguran la muerte y la resurrección del Mesías; ver Mateo 12,40).

Oseas 6,1-3: “Pues él ha desgarrado y él nos curará, él ha herido y él nos vendará. Dentro de dos días nos dará la vida, al tercer día nos hará resurgir y en su presencia viviremos.”

Isaías 53,11: “Por las fatigas de su alma, verá luz, se saciará.”

Salmos 16,10: “Pues no has de abandonar mi alma al seol, ni dejarás a tu amigo ver la fosa.”

Salmos 18,5-6 & 17: “Las olas de la muerte me envolvían, me espantaban las trombas de Belial, los lazos del seol me rodeaban, me aguardaban los cepos de la Muerte… El extiende su mano de lo alto para asirme, para sacarme de las profundas aguas” (Las profundas aguas de la muerte).

Salmos 110,7: “En el camino bebe del torrente (de la muerte), por eso levanta la cabeza.”

RESUMEN: “Por las fatigas de su alma, verá luz”, es decir que resucitará: “No verá la fosa.”

El Antiguo Testamento habla de forma velada de esta resurrección del Mesías, porque realmente tenía que este evento llega para comprenderle plenamente. Por contra, los judíos habían estado preparados al hecho, que hombres enviados por Dios, como el profeta Elías, por ejemplo, sean capaces por el poder de Dios de hacer resucitar a los muertos (ver 1 Reyes 17,17-24). Esto ya era una preparación psicológica y espiritual a la resurrección del Mesías.

Conclusión

Cuando Jesús de Nazaret (Galilea) nació en Belén, el que era de descendencia davídica y que encarnaba durante su vida todas estas profecías del Antiguo Testamento, muchos Judíos creían en él y le siguieron. Muchos Judíos, en su cabeza los fariseos, rechazaron a creer en Jesús como Mesías. ¿Por qué?

Ya que estaban esperando un Mesías militar que los liberaría de los romanos. Ellos prefirieron aferrarse a su mentalidad sionista con por ideal una nación Israelí (Juan 11,50), en lugar de elevarse a la mentalidad de que Dios que había predicho un Mesías humilde, trayendo la salvación espiritual y la paz interior para todos naciones de la tierra.

Finalmente, podemos recordarse lo que Jesús había dicho a los Judíos que le rechazaban:

“Vosotros investigáis las escrituras, ya que creéis tener en ellas vida eterna; ellas son las que dan testimonio de mí; ¿y vosotros no queréis venir a mí para tener vida ?…” (Juan 5,39-47)

A la luz de los eventos apocalípticos de hoy (ver “la llave del Apocalipsis”), recemos todos juntos e supliquemos intensamente nuestro Padre para que ilumine todos los corazones de buena fe, sed de verdad y de amor de todos los pueblos, de todas las razas.

La hora del Gran Perdón y de la Gran Reconciliación alrededor de Jesús de Nazaret, el Verdadero Cristo, el Único Salvador de los hombres, y de su Madre santa, María, está cerca, muy cerca:

“Mirad, viene acompañado de nubes (el Retorno Glorioso de Jesús en las consciencias): todo ojo le verá, hasta los que le traspasaron, y por él harán duelo todas las razas de la tierra. Sí. Amén.” (Apocalipsis 1,7)

Pierre (1985, revisado en diciembre de 2008)

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